Este santo nació en Cilicia a mediados del siglo III. Era virtuoso y muy celoso de la religión cristiana, esforzándose por hacer que los paganos volvieran a la fe en Cristo. Un día se encontró con unos paganos sentados junto a un manantial de agua debajo de un árbol en el desierto. Entonces vino a hablarles de los principios de la religión cristiana y de sus elevadas enseñanzas, y los convenció y creyeron, por lo que los bautizó con agua de manantial.

Un día pasó por el templo de los ídolos, entró en él y vio en él un ídolo de oro, le rompió la mano, lo vendió y repartió su precio entre los pobres. Cuando los paganos vieron mutilado su ídolo, sospecharon de los cristianos y los sometieron a tormentos. Entonces Sozán se enteró de esto y se apresuró a salvar a sus hermanos inocentes y presentarse como mártir. Entonces confesó ante el gobernante su fe y que él fue quien rompió la mano del ídolo.

El gobernador se enojó y ordenó que lo torturaran. Le pusieron zapatos de hierro protegidos por finos clavos y le ordenaron caminar, él soportó este doloroso tormento con asombrosa paciencia y comenzó a caminar, dando gracias a Dios. Lo colgaron de un árbol y comenzaron a golpearlo con crueldad bárbara hasta que le rompieron los huesos y su sangre manó y estuvo a punto de morir, luego lo arrojaron a un horno de fuego, y en él se cumplió literalmente su testimonio.

Esto fue en Cilicia en tiempos del perseguido Maximiano, alrededor del año 303 d.C.
Sus oraciones están con nosotros. Amén.

Fuente: maronitas.org